Nat Simons: entrevista exclusiva sobre su nuevo disco y su evolución artística | FOTKAI

Nat Simons

Nat Simons: «Cada disco es una etapa diferente, son estados de ánimo»

Nat Simons: entrevista exclusiva sobre su nuevo disco y su evolución artística | FOTKAI

La trayectoria de Nat Simons nunca ha seguido una línea recta. Su discografía se despliega como una sucesión de estados emocionales, búsquedas sonoras y decisiones valientes que la han llevado a cambiar de forma y de piel en cada etapa. Lejos de acomodarse, la artista ha construido un camino marcado por la independencia, la experimentación y una profunda honestidad creativa.

A punto de publicar Pregúntale a Sarah Connor (febrero de 2026), su trabajo más ambicioso y personal hasta la fecha, Nat reflexiona sobre el coste real de hacer música hoy, la presión de la industria, el valor de lo irrepetible y la conexión con el público que da sentido a todo. Una conversación sin atajos sobre identidad, disciplina, memoria y resistencia artística.


Tu discografía parece más una serie de estados diferentes que una historia lineal. ¿En qué momento te diste cuenta de que no querías desarrollarte «en línea recta», sino que preferías cambiar la forma y el sonido de proyecto en proyecto?

Me he ido dando cuenta con el paso del tiempo, que me gusta salir de mi zona de confort y experimentar con otras sonoridades, creo que va en mi personalidad. Cada disco es una etapa diferente y no la puedo contar de la misma forma, como bien dices son estados de ánimo.


Si miras tus álbumes retrospectivamente, ¿cuál de ellos resultó ser para ti el más honesto, pero al mismo tiempo el más difícil de lanzar?

Pues seguramente este último trabajo que estoy a punto de publicar, Pregúntale a Sarah Connor (febrero 2026), es un álbum donde vuelvo hablar de historias muy personales y a su vez es un disco bastante ambicioso que ha costado mucho poder financiar de manera independiente y después encontrar el sello adecuado su salida (en este caso Calaverita Records). Entre unas cosas y otras vamos a tardar más de un año en sacarlo. Para grabar un disco a día de hoy de la manera que lo hago yo totalmente autofinanciado, es muy costoso en todos los sentidos, es casi un capricho porque no sale rentable, pero se necesita para poder girar. A no ser que seas una vieja gloria y vivas ya de las rentas.


A menudo trabajas con la sensación de sonido «en vivo», algo especialmente evidente en las grabaciones de conciertos. En el estudio, ¿qué es más importante para ti: el control sobre el resultado o el momento que no se puede repetir?

A mí me gusta mucho grabar en directo por eso mismo, porque la magia de algunas primeras tomas son innegables. Yo nunca hago muchas tomas en un estudio aunque no sea una grabación en vivo y se trabaje por pistas. Además, me quema bastante y llega un momento que pierdes la perspectiva de lo que está bien y mal.


España es muy diversa, tanto musical como culturalmente. ¿Hay algún lugar o región dentro del país donde te escuches a ti misma como artista de manera diferente en comparación con el resto de España?

La verdad que es una pregunta un poco complicada de contestar. Yo me veo de la misma manera en todos lados, lo que sí que veo es que en algunos lugares hay más público rockero que en otros. Es abismal la diferencia que hay entre Euskadi y Córdoba, por poner un ejemplo. Aunque el público para el rock sea menos numeroso en algunos sitios de Andalucía, los que van a conciertos son una gente maravillosa a la que adoro y por eso nunca dejaré de ir en la medida de lo posible, si los números dan.


En tus canciones a menudo se percibe un carácter fuerte del narrador. ¿Hasta qué punto esa voz eres tú hoy, y hasta qué punto es un personaje artístico conscientemente creado?

Tengo canciones de todo tipo. Tanto desde una experiencia personal, opinión personal o bien desde la visión de un personaje y una historia creada por mí, o bien una historia real en la que me he inspirado. A mí a veces me gusta salirme de mí misma, me divierte meterme en la piel de otros personajes, me da mucha perspectiva, mirar la vida desde otros prismas, me divierte y enriquece. A veces es aburrido ser uno mismo todo el día.


Si tuvieras que describir tu etapa creativa actual no con géneros ni con palabras, sino con una sensación o estado, ¿cuál sería?

Metafórica, poética y onírica.


La industria musical cada vez se orienta más hacia la velocidad y los algoritmos. ¿En qué momento marcas tu límite y dices: «aquí no me voy a adaptar»?

En el momento en el que me genera ansiedad y desasosiego, que ya me pasó. Al fin y al cabo yo no tengo nadie que me apunte con una pistola en la cabeza para que haga las cosas rápido, ninguna multinacional, sello o discográfica que me ponga líneas rojas. Y menos lo va a hacer un algoritmo. Eso mata cualquier verdad y creatividad sana.


¿Hay alguna canción de tu catálogo que después de su lanzamiento signifique más para ti que en el momento de escribirla, debido a cómo la recibieron los oyentes?

Hay varias. Una fue Pequeña Guerrera Estelar, que ya significaba mucho para mí desde que la escribí, porque hablaba de Paula, una chica que se fue con tan solo 22 años y era un ejemplo de lucha y alegría de vivir. Nos dio a todos a su alrededor una gran lección. Cuando empecé a cantar ese tema en directo, la gente se me acercaba para decirme que les recordaba a familiares que se habían ido. Muchas veces, cuando la estoy cantando, entre el público hay alguien con lágrimas en los ojos. Eso significa que el tema está llegando y lo están haciendo suyo. Creo que es lo más bonito que me ha pasado nunca, porque es tan real.


Muchos artistas dicen que con el tiempo lo que cambia no es la inspiración, sino la disciplina. En tu caso, hoy en día, ¿qué es más importante: el impulso o la regularidad?

Yo creo que es cuestión de ponerse a trabajar, pero también influye mucho el estado de ánimo y cómo tengas tu vida en ese momento, que tengas un espacio de paz para poder escribir y componer a gusto. Si tu vida es un caos y tienes la mente en otro lado, es difícil que lleguen las musas.


A lo largo de tus conciertos seguramente ha habido momentos que no quedaron ni en grabaciones ni en redes sociales. ¿Hay alguna historia de un concierto en vivo que aún influya en cómo subes al escenario?

Seguramente que todas, y más si hablamos del comienzo de mi carrera. Yo era una chica muy tímida que temblaba al cantar en mis primeros conciertos, pero a base de tocar y tocar en todo tipo de espacios me he ido quitando la vergüenza. Recuerdo teloneando a Loquillo a gente del público dándome la espalda. Como yo soy muy cabezota y esas cosas me dan mucha rabia, al final siempre hacía algo llamativo para que se dieran la vuelta y atendieran, y lo conseguía. Cogí unas tablas tremendas para meterme a la gente en el bolsillo.


Trabajas con diferentes idiomas en tu música. Para ti, ¿cuál es la diferencia principal entre ellos: precisión emocional, distancia o libertad de expresión?

Para mí ahora mismo el español o castellano tiene más precisión emocional porque lo domino mucho más. Empecé en inglés porque vivía en Londres y porque toda o casi toda la música que escuchaba era en inglés. El estilo que hacía (folk rock, música de raíces) es natural en inglés. Y después pasé al castellano porque dejé de hablarlo al vivir en España, ha sido todo muy natural.


Si imaginamos que dentro de 10–15 años alguien escucha tus álbumes seguidos, ¿qué línea o tema no evidente te gustaría que esa persona descubriera?

Que escucharan un tema como Indian TreesGolden Feather, que son de mis comienzos y son muy peculiares, muy folk y místicos, por poner algún ejemplo. Son muy diferentes a todo, parece que tienen un carácter propio. Ninguno de esos temas están ya en mi repertorio y tampoco tengo pensamiento de recuperarlos, pero son muy especiales.


En FOTKAI a menudo publicamos fotos donde la gente se reconoce en conciertos o festivales. Si pudieras elegir una foto de tu concierto que refleje mejor la atmósfera del encuentro con los fans, ¿cuál sería y qué historia hay detrás de esa imagen?

Uno de los conciertos más bonitos que recuerdo fue la presentación de Felinas en Madrid. Hubo una conexión con el público mágica y muy especial. Se nota si escuchas los directos de 7 Vidas en la Sala7 Vidas y una más. Estaba tan emocionada y abrumada que lo recuerdo casi como un sueño.

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