KrashKarma: cuando dos se convierten en la bestia del metal | FOTKAI
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KrashKarma

Héroe de la semana:

KrashKarma: cuando dos se convierten en la bestia del metal

El dúo KRASHKARMA — formado por Ralf Dietel (guitarra, bajo, voz) y Niki Skistimas (batería, voz) — redefine lo que puede conseguir una banda cuando simplifica la fórmula pero potencia el impacto. Con su instrumento híbrido «Mrs. Frankenstein», con una batería que domina también la voz, y con una producción 100% autosuficiente, crean un sonido directo, potente y personal. Hablamos con ellos sobre su modo de trabajo, sus herramientas creativas y su visión del metal hoy.

KrashKarma: cuando dos se convierten en la bestia del metal | FOTKAI

Ralf, tú creaste un instrumento único — una guitarra con pastilla de bajo, llamada «Mrs. Frankenstein». ¿Qué te inspiró este proyecto, y cómo ha cambiado tu percepción de la música y el sonido en el escenario?

Mrs. Frankenstein nació por necesidad. Nuestro bajista se lesionó la espalda justo antes de una gira, y cancelar no era una opción — el show tenía que salir adelante. Así que empecé a experimentar para encontrar un modo de cubrir tanto las partes de bajo como de guitarra en vivo. Conecté distintas pastillas, jugué con calibres de cuerdas, y acabé creando este instrumento híbrido que podía manejar ambas frecuencias.

Ese accidente terminó cambiándolo todo. De repente no sonábamos solo como dos personas ocupando espacio — nos convertimos en esta máquina de potencia completa sobre el escenario. Me obligó a replantear arreglos, tono y cómo interactúan el grave y la melodía. Mrs. Frankenstein dejó de ser solo una solución; se convirtió en símbolo de la actitud de la banda — sin excusas, solo encontrar la forma y hacerlo funcionar.


Niki, empezaste en el bajo, luego pasaste a la batería y voz. ¿Cómo ha influido este recorrido en tu estilo musical y en tu enfoque de la composición?

Toqué el bajo durante muy poco tiempo en otra banda, pero rápidamente me sentí atraída por la batería — ahí sentí la energía y el pulso de la música. Cuando KRASHKARMA se convirtió en dúo, cantar surgió por necesidad. Teníamos que utilizar cada habilidad que teníamos para llenar el espacio sónico y hacer que sonara enorme con solo los dos.

Ese reto cambió completamente cómo enfoco la composición. Tocar batería y cantar al mismo tiempo te obliga a pensar de otro modo — no solo sigues el ritmo, eres el ritmo y la emoción. Cada canción tiene que funcionar en directo con solo dos personas al mando, así que todo lo que escribimos se basa en energía, equilibrio y conexión. Es crudo, intenso y honesto — exactamente como nos gusta.


En una de vuestras entrevistas mencionasteis la búsqueda de las «personas correctas» para colaborar. ¿Qué cualidades valoráis más en los colaboradores musicales y empresariales, y qué significa para vosotros «la persona correcta»?

En el negocio de la música tienes que tener cuidado de que no te exploten. Hay muchas personas que quieren llevarse una parte sin realmente aportar. Para nosotros, las personas correctas son aquellas que traen algo real a la mesa — ideas, energía, habilidades — y que ganan su parte mediante la acción, no promesas.
Hemos construido KRASHKARMA haciendo casi todo nosotros mismos, desde la grabación hasta la contratación y el diseño de merch, así que conocemos el valor del trabajo duro. Cuando alguien entra, tiene que elevar lo que ya estamos haciendo. Se trata de respeto mutuo y confianza — si todos dan el 100%, todos ganan.

 
Vuestras actuaciones suelen describirse como «metal americano» en Europa y «metal europeo» en EE.UU. ¿Cómo percibís estas diferencias y cómo influyen en vuestra música y presencia escénica?

Algunas personas en Europa nos llaman «metal americano», y en los EE.UU. somos «metal europeo». Creo que eso dice todo sobre dónde se sitúa KRASHKARMA musicalmente. Combinamos naturalmente la precisión y melodía que la gente asocia al metal europeo con la potencia cruda y energía de la escena americana.
Para nosotros no se trata de encajar en una categoría — se trata de mezclar ambos mundos en algo único. La gira internacional realmente moldeó ese sonido. Ves cómo reaccionan diferentes públicos: las audiencias europeas aman la dinámica y la atmósfera, mientras que las audiencias estadounidenses quieren intensidad y conexión. Nosotros traemos ambas — eso es lo que hace que nuestros shows en directo sean tan explosivos.

También nos mantiene alerta. Nunca queremos jugar seguro o predecible. Ser «demasiado americanos» para Europa y «demasiado europeos» para América significa que estamos exactamente donde queremos estar — en nuestro propio carril.

 
Ambos participáis activamente en grabación y producción. ¿Cómo equilibráis la expresión creativa con los aspectos técnicos de la grabación para mantener la singularidad de vuestro sonido?

Estar totalmente involucrados en la grabación y producción es una parte enorme de lo que define nuestro sonido. Empezamos cada canción desde emoción y energía — esa es la base — y luego utilizamos el lado técnico para amplificarla, no para domesticarla.

Ralf maneja todo el mezclado y masterización él mismo, lo que mantiene todo consistente y verdadero a nuestra visión. Nos da control creativo total y nos permite experimentar libremente hasta que el sonido se siente vivo. Las voces y batería de Niki traen la potencia cruda y la emoción, y juntos damos forma a cada detalle hasta alcanzar ese equilibrio perfecto entre caos y claridad.

Ese enfoque «hands-on» es lo que mantiene único el sonido de KRASHKARMA — es 100% nosotros desde la primera nota hasta el master final.

 
Vuestra música mezcla elementos de rock, metal, punk y electrónica. ¿Cómo definís vuestro género, y apuntáis a crear un estilo completamente nuevo?

Lo llamamos Krash Metal — nuestra propia mezcla de todo lo que amamos del heavy. Tiene la actitud del punk, la energía del hardcore y la técnica del metal. Esa combinación define bastante quiénes somos y cómo sonamos.

Nunca nos sentamos a decidir crear un género nuevo — surgió de forma natural a partir de nuestra química como dúo. Cuando reduces todo a dos personas, no te puedes esconder detrás de nada. Cada nota, cada grito, cada golpe tiene que contar. Esa honestidad cruda moldeó lo que se convirtió en Krash Metal.

 

Mentaste que vuestro formato de dúo se desarrolló de forma natural más que ser un paso planificado. ¿Cómo afecta este formato a vuestra dinámica y a la interacción en el escenario?

Convertirnos en dúo no fue una decisión planeada — simplemente evolucionó de forma natural. Una vez que éramos solo los dos, algo encajó. No hay red de seguridad, nadie detrás de quien esconderse — cada movimiento, cada sonido tiene que importar. Esa presión crea esta conexión intensa entre nosotros en el escenario.

Hemos desarrollado una especie de comunicación no verbal — casi telepática en este punto. Sabemos exactamente hacia dónde va el otro antes de que pase. Es como un intercambio constante de energía que mantiene el show vivo e impredecible.

El formato dúo también nos obliga a ser creativos con nuestro sonido y puesta en escena. La Mrs. Frankenstein de Ralf llena tanto el espacio de guitarra como de bajo, y yo canto mientras toco la batería — así que es una experiencia sensorial completa. Se siente como una tormenta que los dos controlamos juntos.


Vuestra canción «Falling to Pieces» refleja cierta etapa de vuestra carrera musical. ¿Qué emociones e ideas queríais transmitir mediante este tema, y cómo se relaciona con el álbum en su conjunto?

«Falling to Pieces» es el tema principal y el núcleo emocional del álbum. Trata de una relación que termina — esa sensación cuando todo se derrumba a tu alrededor — pero queríamos expresarlo a escala cósmica, como el espacio plegándose sobre sí mismo y la implosión inevitable del universo.

La canción refleja esa destrucción y renacimiento tanto musical como emocionalmente. Es pesada y melódica, caótica pero hermosa. Niki ofreció una de sus actuaciones vocales más fuertes, canalizando toda esa tensión y gravedad en pura emoción.

Al final, «Falling to Pieces» trata de transformación — convertir el colapso en creación, el dolor en poder. Eso es lo que KRASHKARMA representa.


¿Cómo veis el futuro de KRASHKARMA? ¿Qué ambiciones y metas os marcáis para los próximos años?

El futuro de KRASHKARMA trata de crecimiento — creativo, global y personal. Hemos construido esta banda completamente de forma independiente, y ahora estamos centrados en llevarlo al siguiente nivel: giras más grandes, producciones más ambiciosas y conectar con aún más fans alrededor del mundo.

Nuestro objetivo siempre ha sido seguir empujando límites — musicalmente, visualmente y como intérpretes. Queremos seguir evolucionando nuestro sonido, lanzar más música que impacte fuerte pero que aún tenga profundidad, y continuar construyendo una comunidad mundial alrededor de lo que hacemos.

Al mismo tiempo, nunca queremos perder el espíritu DIY que nos trajo hasta aquí. Cada paso que damos tiene que ser fiel a quiénes somos — reales, intensos e imparables.


¿Qué impresiones tenéis de trabajar con FOTKAI? ¿Qué disfrutasteis en particular, y por qué? ¿O hay algo que pensáis que podría mejorarse?

Realmente apreciamos la energía y dirección creativa de FOTKAI. Incluso en una sesión corta antes del show, creó una atmósfera que se sintió espontánea y viva. Su enfoque — fomentar el movimiento, la actitud y un poco de caos — capturó la esencia de KRASHKARMA perfectamente y resultó en imágenes que se sienten crudas y llenas de energía. Su entusiasmo hizo que toda la sesión fuera sin esfuerzo e inspiradora.

KrashKarma: cuando dos se convierten en la bestia del metal | FOTKAI
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HÉROES DE LA SEMANA