Ura Garcia: la fuerza del agua, la energía del escenario y la música que fluye desde dentro

Hay artistas que se sienten incluso antes de saber su nombre. Así fue como en FOTKAI vimos por primera vez a Ura Garcia: en una fiesta en El Paso, su energía transformaba por completo el ambiente. La joven artista de Alicante reúne todo a la vez: imprevisibilidad, profundidad, sinceridad y una capacidad poco común de convertir vivencias personales en un sonido que toca.
Ura es el tipo de creadora cuyo arte nace desde el interior, como si la música la hubiera elegido a ella. Crece entre estilos, culturas y emociones, y lleva consigo una conexión casi instintiva con el agua — una palabra que terminó convirtiéndose en su nombre. En su música se escucha de todo: desde jazz hasta trap, desde la ligereza del verano hasta la lucha interna, desde el flamenco heredado hasta el drill contemporáneo.
Hablamos con ella sobre raíces, inspiración, bloqueos creativos, planes y sobre lo que realmente significa ser artista hoy.
¡Hola, Ura! Te vimos por primera vez en una fiesta en El Paso — tienes una energía increíble. Cuéntanos un poco sobre ti para quienes aún no te conocen: ¿de dónde eres y cómo comenzó tu camino en la música?
Soy de Alicante, muy friki de los horóscopos así que soy sagitario, y supongo que desde pequeña siempre tuve contacto con este lado musical. Puede que las influencias estén presentes en mi vida desde que era muy pequeña, y aunque yo no lo supiera se me quedó grabado en el subconsciente ya que mi abuelo por parte de madre era artista, era bailador de flamenco clásico, y mi abuela por parte de padre era modista, diseñaba ropa.
Mis inicios serios en la música fueron por el 200… me subía a jam session en los bares locales y a veces rapeaba y otras cantaba lírico, dependiendo de la vibra del momento.
¿Recuerdas el momento en que sentiste por primera vez que la música era lo tuyo?
La música siempre ha estado muy presente en mi vida, desde que tengo uso de razón. Recuerdo que mis padres ponían música en el radio casete, tenían una gran colección de CDs, de artistas muy selectivos. Se podría decir que ellos me han enseñado gran parte de lo que sé hoy en día. La cultura musical que he adquirido es gracias a ellos y a músicos y amigos que me he ido encontrando a lo largo de mi trayecto.
Pero ellos son mis mayores maestros. Los domingos por las tardes ponían a las grandes divas del jazz y, si no me equivoco, tenía 10 años cuando intentaba llegar a esas notas.
Tienes un nombre muy interesante — Ura Garcia. ¿Es un seudónimo o tu nombre real? ¿Hay alguna historia detrás de él?
(Sonrisa) Es una historia curiosa. «Ura» significa «agua» en vasco. No sé por qué, pero siempre he tenido una obsesión severa con el agua, y lo más contradictorio es que tengo una alergia tópica que se llama urticaria acuagénica.
Desde niña he sido muy preguntona. Le preguntaba a mi madre por qué la Tierra se llama «planeta Tierra» en vez de «planeta Agua» si tiene más cantidad de agua (risas). Me cuestionaba todo y a todo el mundo.
Este nombre «Ura» representa mi mundo interior más científico y a la vez artístico. Es por lo que hago arte: por hacer mover algo desde dentro. Igual que la sangre fluye, también lo hace el agua. Diría que para mí es fuente de vida, y lo que nos rodea es arte. La vida es arte, es nuestra fuente de vida.
¿Cómo describirías tu estilo — tanto musical como visualmente? ¿Qué te representa más: el hip-hop, el soul, el pop o algo completamente tuyo?
Mira… me encanta TODO, jajajaj. Me encantaría decirte que me encasillo en un estilo musical, pero estaría mintiendo. Disfruto con gusto desde una salsa de Fruko y Sus Tesos hasta una balada de Guns N’ Roses, pasando por un trap de La Blackie.
Podría estar levantando pesas con una canción triste de Etta James, o podría estar en el parque con mis amigos cantando unas bulerías, o limpiando la casa escuchando a Verdi, jajaja.
Quizás soy muy random en este tema. Así que no sabría cómo definir mi estilo, pero sí puedo decir que es «urban».
¿Qué artistas o géneros te han influido más? ¿Quién te inspira en este momento?
En este momento me inspira mucho la copla, la música mexicana, rancheras, artistas como Mon Laferte, Lola Flores. Incluso también la música drill. Hay una cantante que es muy buena en este género, se llama IAMDDB — recomendada 100×100.
Como te decía, mi inspiración no dejo que se limite a un estilo en concreto; me gusta «picotear» de varios.
En mis inicios musicales sí fui más «tozuda», pero no estuvo mal: me enseñó todo lo que sé hoy.
Mi referente cuando tenía 18 años es Jimi Hendrix y lo seguirá siendo hasta el final de mis días. Y ya no es por la música que hacía o por lo bien que tocaba, sino por la forma tan espectacular de transmitir, su forma de hipnotizar. Qué te digo — era de otro planeta.
Pareces una persona para quien el escenario es un lugar natural. Pero fuera de la música, ¿qué te gusta hacer? ¿Tienes algún pasatiempo que te ayude a desconectarte?
Bufff, soy un culo inquieto (risas). Necesito estar en constante movimiento, si no es así mi fuente de energía se agota.
Me encanta dibujar, leer, escribir, el deporte. Me encanta customizar ropa; la moda es otra de mis pasiones, pero no es lo que más me hace evadirme.
Creo que lo que más hace que viva el momento presente es la jardinería. Siempre he dicho que, cuando sea viejecita y esté retirada, tendré el jardín más bonito de toda la calle 😅
¿Cómo es un día normal para ti cuando no tienes conciertos ni sesiones de estudio?
Supongo que como el resto de los mortales. Me levanto, miro el móvil (¡no lo hagáis, es malo, sube el cortisol! 😂), desayuno y ya intento organizarme la agenda. Voy a entrenar, comer, pasear a mi perro… una rutina de lo más normal.
Pongo en orden mis cosas. Si tengo mucho tiempo libre intento quedar con amigos para salir a cenar o para tomar un par de vinitos.
¿Recuerdas el momento en que te diste cuenta de que la gente realmente escucha tus canciones y conecta con ellas?
Fue por el año 200… Hice un mini tour por la comunidad, y recuerdo que hubo un concierto en concreto donde supe que la gente estaba conectando con mi música.
Fue en Madrid, en un concierto dentro de la plataforma Sofar Sounds. Era a capela, todo muy minimalista, y en concreto un tema muy distanciado de lo habitual.
En ese momento sentí que una canción mía podía conmover a un grupo de personas desconocidas. Aún lo recuerdo como si fuera ayer. Y doy las gracias a día de hoy al universo por ese día tan especial.
Ya tienes lanzamientos en Spotify — cuéntanos sobre tu último álbum o sencillo. ¿Qué significa para ti este trabajo?
El último sencillo que lancé, llamado Jumping, fue bastante difícil exponerlo. Saber que lo iba a exponer al público me daba miedo pero a la misma vez tenía ganas.
Supongo que de eso trata: de hacer que otras personas se identifiquen con lo que canto.
Me abrí muchísimo en este tema; literalmente expuse mis pensamientos intrusivos en forma de canción.
Para mí significó un golpe de realidad. Estaba pasando un momento muy malo mentalmente — muchísima ansiedad, luchas internas, desamores que destrozan tu autoestima.
Esta canción representa una lucha interna entre lo que idealizas y lo que realmente es.
¿Hay alguna colaboración o proyecto en el que estés trabajando ahora mismo?
Sí. En breves está por salir un trabajo muy diferente a lo que he hecho hasta ahora.
Solo puedo decir que es un género en el que nunca me había movido, pero me ha encantado la experiencia.
He aprendido muchísimo. Para mí era muy difícil cantar encima de esos tempos tan dispares, pero me quería probar y definitivamente ha sido un acierto.
No puedo desvelar mucho, pero es un tema urban, muy sucio, agresivo, pero una crítica social.
¿Cómo ves la escena musical actual — especialmente la escena local? ¿Sientes apoyo o más bien competencia?
Nada que ver, siento que hay un gran red apoyo, cada vez más. Me encanta el «aura» que se está creando a mi alrededor.
Por ejemplo, yo trabajo con un gran elenco de artistas, bailarinas, músicos, cantantes.
Claramente está esa «competencia», pero no considero que sea una competencia desde el lado negativo.
Creo que es una presión que sostiene las ganas de aprender y evolucionar como artista.
Como la frase que dice que sin guerra no hay paz.
Para mí la «competencia» no es más que aprendizaje: sacar el lado positivo de que haya otros artistas a tu alrededor desarrollando proyectos que quizás tú mismo aún no te habías planteado. Para mí siempre es un plus — es aprendizaje como todo en la vida.
¿Qué significa para ti presentarte en vivo? ¿Es más adrenalina, emoción o una forma de compartir algo personal?
Buff, es adrenalina en estado puro. Para mí esa es la mejor terapia.
Los directos son mi manera de demostrarme por qué hago lo que hago, por qué hago música.
Siento que cuando estoy en un escenario es colocar la guinda del pastel. Es emanar mi energía a un público y que sea una constante fuente de energías vibrando alto.
Llámame espiritual (risas). Puede que coincida con algunos artistas en esto, pero precisamente mi terapia, más que escribir mis emociones a través de mis canciones —que ya considero que es una buena forma de «sanarse”— es mostrarme en vivo.
¿Cómo manejas los bloqueos creativos? ¿Tienes momentos en los que simplemente no quieres hacer nada?
Tengo muchos bloqueos creativos. Tengo trucos para que la musa retorne al punto de origen.
A veces creo un imaginario en mi cabeza, ya sea de una historia inventada que sea ficción o historias personales, depende del momento que esté viviendo.
Pero sinceramente espero que venga solo. A veces solo tienes que esperar y llega, no forzar, sabes… solo fluir.
Al final todo llega, y más cuando te dedicas al mundo del arte.
Buscar que llegue a veces es peor y te frustra más; eso solo va a hacer que no tengas ganas de intentarlo.
Pienso que soy mucho de momentos: cuando peor estoy es cuando más ideas de composición me llegan.
¿Cuáles son tus metas más cercanas — musicales o personales? ¿Qué te gustaría lograr en el próximo año?
Antes era una persona muy ambiciosa: quería todo — el aplauso, el reconocimiento, el triunfo.
Quería irme de gira y vivir como una «rockstar».
Pero con el paso del tiempo me he ido dando ese espacio mental entre lo que quería la niña y lo que quiere la adulta.
Ya no busco la «fama» como tal. Claro está que para poder llegar con mi música y mi arte debo expandirme y llegar a más gente para así poder vivir de ello al 100×100.
Pero no espero que llegue nada; solo disfruto el proceso del tiempo.
Me gustaría acabar como tenga que acabar… como acabe bien está. Solo busco paz.
Si pudieras grabar una canción con cualquier artista — vivo o fallecido —, ¿quién sería y por qué?
Me pones en un gran dilema (risas). Son tantos que no sabría con cuál quedarme, necesitaría 7 vidas como los gatos (risas).
Pero así, a voz de pronto:
- Fallecida — Etta James. Ella ha sido una de mis maestras en técnica vocal y en feeling.
- También Amy Winehouse, por su nostalgia al cantar, por ese punto desde el que ella cantaba, que considero que pocas artistas alcanzaban.
- Y que estén vivos: sin ninguna duda Rosalía o Billie Eilish.
¿El por qué? Poner límites a mis palabras sería injusto. No tengo palabras. Solo decir que sería como un sueño hecho realidad.
Para terminar: ahora estás respondiendo a las preguntas del proyecto FOTKAI, creado para descubrir a personas nuevas, sinceras y con talento. ¿Qué sientes respecto a este tipo de iniciativas? ¿Qué es importante en proyectos así y qué te gustaría ver de FOTKAI en el futuro?
No solo es importante que se fomenten este tipo de proyectos, sino que es fundamental. Más que nada para que los artistas se hagan ver y notar.
Esto es cultura, y la cultura siempre es un bien añadido a la sociedad. El saber no ocupa lugar — eso siempre dicen mis padres, y así es.
Es un proyecto precioso donde puedes hacer una gran red de información sobre artistas emergentes locales… y quién sabe, quizás en un futuro no tan locales.
Me gustaría que se expandiera y que hubiera entrevistas grabadas — sería un extra bastante interesante.


















